Somiatruites, Ciberderechos en la Red

"Hasta 1891 éramos una nación de piratas. Las cosas han cambiado. Ahora que somos el principal exportador de propiedad intelectual [léase software, películas, música, libros, patentes], somos también los más integristas sobre la importancia de protegerla en el ámbito global". Lo dice Lawrence Lessig en una interesante reflexión que hace en su columna de enero en Wired, A Taste of Our Own Poison.

La cuestión que presenta es muy sencilla: Estados Unidos está tratando de reforzar las leyes de propiedad intelectual a nivel mundial desde hace varias décadas (llendo de la mano con la UE), exigen la apertura de fronteras a sus productos culturales, y la escrupulosa protección de las leyes de copyright, mientras por otro lado subsidian su agricultura con subvenciones que a todas luces son anticompetitivas y desleales para con los países subdesarrollados. Y lo que dice aplica punto por punto a la Unión Europea también y a España en particular, así que basta cambiar Hollywood por la SGAE.

Hasta 1891 el copyright en EE UU sólo protegía las obras de autores estadounidenses, así que los editores se daban a la buena vida de imprimir obras británicas y extranjeras, baratas de editar puesto que no era necesario para ningún derecho a sus autores. En 1891 cambiaron las tornas y en el último siglo los países desarrollados, principales exportadores de propiedad intelectual, no han dejado de extender y reforzar la protección de sus productos.

Lessig expone con claridad cuál es en su opinión la situacióin actual:

The dirty little secret, however, is that we don't respect the free trade rules that we impose on others. While the US sings the virtues of free trade to defend maximalist intellectual property regulation, we poison the free trade that developing nations care about most - agriculture - by subsidizing farming in the industrialized world to the tune of 0 billion annually. Rhetoric about family farmers aside, most of that money passes quickly to agribusiness. This is not Adam Smith; it is corporate welfare par excellence.