Somiatruites, Ciberderechos en la Red

Es llamativa la semejanza que presenta el control de las semillas con el control de la cultura. Las estrategias que usan el sector de producción cultural (discográfica, productoras, editoriales. etc.) es muy similar a la que usa la industria de producción biológica (industria de semillas, fertilizantes, etc.). Cuenta en Wired, Biotech's David vs. Goliath , el caso Percy Schmeiser, un granjero canadiense demandado por Monsanto porque encontraron plantas de canola nacida de semillas de Monsanto que Schmeiser no había comprado. El agricultor alega que llegaron hasta sus terrenos desde cultivos vecinos.

De la misma manera que el modelo de las discográficas es vender música digital con un código incrustado (Digital Rights Management) que fija qué se puede hacer con esa música y qué no (grabarla tantas veces, copiarla a un número limitado de aparatos, etc.), las semillas modificadas genéticamente se venden también con códigos de ADN incrustados, que controlan el comportamiento de las semillas frente al entorno. Incluso hay algunos tipos de estas semillas que sólo son fértiles en una temporada, o que las plantas que generan no dan semillas fértiles de forma que las semillas no pueden ser copiadas a partir de sí mismas. De la misma manera las canciones digitales que ofrecen los servicios de pago pueden ser escuchadas sólo una ocasión, según algunos modelos, o no pueden ser copiadas.

Se trata de asegurar el control de la propiedad intelectual, de todos sus usos, aunque sea a costa de romper con las tradiciones más ancestrales.

En el caso de los agricultores la secular tradición de mejorar las semillas cruzándolas (lo que está prohibido hacer con las semillas de Monsanto, Novartis, etc.), la tradición de guardar de una temporada para plantar en la siguiente, etc. De la misma manera la nueva música digital amenaza con acabar con la tradición de grabar un disco a un amigo, de prestar una obra a un colega...