Somiatruites, Ciberderechos en la Red

En busca de la seguridad total; los Estados de todo el mundo están utilizando este argumento para extender las capacidades de sus cuerpos de seguridad para inmiscuirse en la intimidad de sus ciudadanos. La tendencia es desde luego clara en Europa y EE UU, que pretenden cerrar a cal y canto sus fronteras y controlar con precisión quién entra en su territorio, y quien sale, y qué hacemos quienes vivimos en él.

La agencias de seguridad tenían motivos para querer aumentar sus capacidades de vigilancia (siempre los han tenido), la tecnología ha puesto el instrumento a su alcance para ello, y el clima de inseguridad provocado por los atentados del 11 de septiembre en EE UU y la guerra global patrocinada por EE UU con la colaboración de España y el Reino Unido ha ayudado a perpetuar este clima y ha justificado el recorte de las libertades de que disfrutamos y la disminución de nuestra intimidad.

¿Más seguridad?, de acuerdo, pero ¿a costa de qué?. La cuestión básica es cómo evaluamos la necesidad de medidas que refuercen la seguridad. Cómo juzgamos si merecen la pena o no, Bruce Schneier lo dice claramente en una columna en News.com, Slouching toward Big Brother:

Security is a trade-off. It makes no sense to ask whether a particular security system is effective or not--otherwise you'd all be wearing bulletproof vests and staying immured in your home. The proper question to ask is whether the trade-off is worth it. Is the level of security gained worth the costs, whether in money, in liberties, in privacy or in convenience?

Pues eso, “la cuestión básica es preguntarnos si el canje merece la pena. ¿El aumento de seguridad que vamos a conseguir merece la pena el sacrificio que vamos a hacer, sea en dinero, libertades, privacidad o molestias?