Casi el 60% de los correos que corren por las entrañas de Internet son basura. Correos no solicitados que inundan los buzones de medio mundo. De cada millón de correos que se envían anunciando métodos para alargar el pene, adelgazar los michelines o potenciar la virilidad se recibe una respuesta positiva. Pese a la baja tasa de respuesta el spam es una lucrativa actividad. Y lejos de ser desarrollada por individuos aislados que no saben en qué otra cosa pasar el tiempo quienes se dedican al spam son verdaderas organizaciones criminales, de esas compuestas de individuos que llevan una pistola bajo el brazo. La mafia neoyorquina está metida de lleno, y cada vez más bandas criminales rusas sacan tajada de este negocio. Al menos eso es lo que ayer me contó Steve Lindford, un activista que lucha contra el spam desde la organización que montó hace ocho años, la
Spamhaus Project. El asunto es lo suficiente serio como para que Linford reciba en su casa llamadas amenazándole de que le van a cortar el cuello a su novia o que le van a pegar dos tiros en la nuca a él. Espero publicar la entrevista en las próximas semanas.
Escuché a Linford en unas
conferencias de dos días en celebradas en Londres en las que se ha tratado el asunto del spam. Aquí sigo, en la capital de HRM. Los operadores de telefonía móvil parecen bastante preocupados por el efecto negativo que el spam pueda causar en sus potenciales usuarios. ¿Quién va a contratar un sevricio de correo electectrónico para su teléfono móvil si resulta que seis de cada diez correos que va a recibir en él son basura?, y encima tiene que pagar por habérselos descargado. A diefrencia de los PC, gestionar el correo es mucho más trabajoso en el móvil por lo tanto el spam puede afectar seriamente a una de las potenciales vías de ingresos de las telefónicas ahora que comienzan a desplegar la telefonía de tercera generación. La única solución que ven los interesados: la cooperación entre los diferentes ISP, el desarrollo de mejores tecnologías y la creación de leyes más estrictas que regulen el spam.
A mí me parece uno de esos fascinantes fenómenos donde queda muy claro que la tecnología es mucho más que tecnología. Y que con ella se mezcla de forma inextricable la política, leyes, usuarios, intereses de las grandes corporaciones...
Ahora me queda toda la semana por delante en Londres. Mezclaré algo de turismo y algo de trabajo. El viernes repetiré visita al Museo Británico, impresionante mausoléo al expolio colonialista británico. Pero imprescindible. Y no dejo de pensar en mudarme a vivir aquí a finales de año. Pero eso pertenece a historias de 'otra categoría'.